jueves, 26 de abril de 2012

  •  


EFE
Viena.- -- Líquenes que sobreviven en condiciones climatológicas extremas en la Tierra han realizado la fotosíntesis en una cámara experimental que recrea las condiciones de la superficie de Marte.
Este es el resultado presentado hoy en la Unión Europea de Geociencias (EGU), que se celebra hasta mañana en Viena, por el científico Jean Pierre de Vera, del Instituto de Investigación Planetaria de Berlín.
Se considera que los líquenes son los seres vivos terrestres mejor adaptados al planeta: viven tanto en la Antártida como en los desiertos más áridos.
Se forman por simbiosis entre un hongo y un alga que mantienen un equilibrio trófico y cumplen un papel muy importante en ecosistemas extremos ya que son captadores de agua y estabilizadores del suelo terrestre.
El investigador explicó que se recolectaron estos microorganismos de desiertos tropicales y polares, así como de hábitats alpinos, para tratar de ver su resistencia a ambientes muy secos y fríos, los más cercanos a las condiciones de la superficie marciana.
Estas muestras se introdujeron durante 18 meses en una cámara terrestre que simulaba el ambiente y las radiaciones de la superficie del planeta rojo, llamada Laboratorio de Simulación de Marte, y no sólo sobrevivieron sino que completaron la fotosíntesis.
“La fotosíntesis es posible en algunos lugares de Marte en 34 días”, aseguró De Vera en una rueda de prensa, destacando que “la vida se puede adaptar fisiológicamente” a ambientes hostiles y cambiantes como los del planeta rojo.
“La adaptación de líquenes polares a la superficie de Marte parece posible”, subrayó, asegurando que los microorganismos de entornos polares son más resistentes que los procedentes de lugares tropicales.
Además, las conclusiones del experimento apoyan la noción de que pueda seguir siendo posible encontrar algún rastro de “vida originaria de Marte”, en caso de que hubiera existido en un principio, ya que podría haberse adaptado a los bruscos cambios climáticos en ese planeta.
La Tierra y Marte se formaron hace unos 4.600 millones de años y en sus primeros 800 millones de años (el periodo Noachia) el planeta rojo pudo haber albergado alguna forma de vida porque sus condiciones no eran tan extremas y tenía agua.
El resultado de estos experimentos podrían ser relevantes para clasificar a Marte como un planeta habitable mediante un nuevo enfoque experimental, aunque los resultados deben tomarse con cautela, como todo experimento, afirmó el científico.
Por otra parte, Michele Dougherty, del Imperial College de Londres y jefa del equipo de estudio de una misión en preparación de la Agencia Espacial Europea (ESA) a las lunas de Júpiter, explicó que es posible encontrar rastros de vida en esos astros.
El proyecto de la ESA denominado Juice (Jupiter Icy Moon Explorer) puede ser puesto en marcha en 2022 y ofrecería información hasta ahora desconocida sobre la posibilidad de la existencia de vida en las lunas Ganimedes, Europa y Calisto.
Ganimedes es la luna más grande del sistema solar, la única que tiene un campo magnético propio y bajo su superficie helada hay un océano de agua que puede albergar vida.
“Juice va a determinar la característica de los océanos de agua líquida debajo de las superficies de la luna”, explicó Dougherty, quien destacó que Ganimedes es especial porque es “un laboratorio natural sobre la naturaleza, evolución y potencial habitabilidad de estos mundos helados”.
Otra luna en la que se considera que puede haber vida en el sistema solar es Titán, satélite de Saturno, según explicó Jonathan Lunine, de la estadounidense Cornell University.
Titán, subrayó el científico, ofrece indicios de que existe un océano de agua en su interior por debajo de su superficie de metano y etano.